Presentación del documental ‘¡Dejadme llorar! El genocidio olvidado’ dirigido por Jordi Gordon
Esta tarde, 11 de diciembre, a las 19.00 horas, la Fundación Tres Culturas (calle Max Planck nº2, Isla de la Cartuja) acoge el largometraje “¡Dejadme llorar! El genocidio olvidado”, un documental dirigido por Jordi Gordon. La película aborda la brutal represión que desató el régimen franquista a partir de los testimonios de sus víctimas más olvidadas: los niños de entonces, a los que les arrebataron sus seres queridos, su infancia y sus derechos.
“¡Dejadme llorar!” Es un documental que reivindica a las víctimas del franquismo, a la vez que denuncia los crímenes de la dictadura. Da voz a los niños de entonces, los hijos de los desparecidos, perseguidos y asesinados que tuvieron que vivir sin derechos bajo el terror franquista. Esos niños crecieron obligados a silenciar su tragedia, a renunciar a su propia historia y a la de sus familias; señalados y marcados durante los 40 años que duró la dictadura.
Cuando se van a cumplir ochenta años del golpe militar y casi cuarenta de democracia, esos niños, que hoy son ancianos, aún no han podido cerrar el círculo del duelo por sus seres queridos, no han podido recuperar los restos de sus familiares desaparecidos o de los que permanecen sepultados en cunetas y fosas comunes. Todavía no han visto reconocidos sus derechos, tal y como ha denunciado la ONU.
Programa
19.00h. Presentación a cargo de José Manuel Cervera, Director de la Fundación Tres Culturas y Rafael Guerrero director del programa La Memoria de Canal Sur radio.
19.15h. Proyección del documental, 70 minutos.
20.25h. Charla-coloquio: Rafael Guerrero, Jordi Gordon, director del documental y Antonio Deza, víctima participante en el documental y portavoz de la Plataforma por la Comisión de la Verdad.
Datos del documental
Los protagonistas del documental nos desvelan la otra cara del genocidio franquista, el sufrimiento, la marginación, la represión y el terror con los que tuvieron que vivir a lo largo de 40 años los hijos y familias de los asesinados, desaparecidos y perseguidos.
“No se podía llorar ni manifestar el dolor o la pena”. “Que nadie supiera lo que había pasado”. “Nosotras éramos la rojas”. “Yo todavía tengo miedo”. “Mi madre no quiso que fuéramos a la escuela porque a mi padre lo mataron porque sabía demasiado”. Son algunos de los testimonios que recorren todo el documental.
“¡Dejadme llorar!» nos recuerda esos crímenes contra la humanidad olvidados por la sociedad. Y sus protagonistas, los niños de entonces, nos hablan del miedo con el que crecieron, de su lucha por la supervivencia en una dictadura en la que vivían amenazados, obligados a guardar silencio, a esconder sus historias, a no manifestar el dolor, ni la pena. ¡Toda una vida privados de sus derechos, incluido el derecho a la memoria y a llorar y enterrar a sus seres queridos!
Unos derechos, que siendo reconocidos por la ONU y las organizaciones de derechos humanos, las instituciones democráticas y el Estado Español todavía hoy no han restaurado, cuando se van a cumplir 80 años del golpe militar y cuarenta de democracia. Hoy, esos ancianos reivindican el derecho al duelo por sus familiares asesinados que en muchos casos todavía siguen desparecidos o enterrados en fosas comunes.
El documental aborda también la exhumación de las fosas clandestinas que se descubrieron en Aguilar de la Frontera, fruto del tesón y la investigación de las familias víctimas de la represión y del presidente de AREMEHISA, Rafael Espino.
Los jueces María Servini y Baltasar Garzón, junto a un antropólogo, una arqueóloga y los historiadores, dan el contrapunto a los testimonios personales. El tema principal está interpretado por Miguel Poveda, «¡Dejadme llorar!», con letra de Rafael Alberti, que se ha comprometido con esta causa cediendo los derechos.
En paralelo a esos testimonios, la voz del historiador andaluz Francisco Moreno Gómez nos conduce por algunos de los hechos más terribles de la represión, fruto de más de 35 años de investigación sobre el terreno, recorriendo registros civiles, cementerios y realizando centenares de entrevistas a los familiares y testigos de esos crímenes que se habían ocultado y que el historiador ha llamado “el genocidio cordobés”.
En esa investigación, una labor con tintes detectivescos, Francisco Moreno nos descubre cómo el régimen franquista intentó borrar la huella de sus crímenes y usó la técnica de la desaparición física, documental y de la memoria. “Solo se inscribió un tercio de la matanza”, señala como ejemplo Moreno.
En la ciudad de Córdoba descubrió los libros de cementerios y del párroco que reseñaban los fusilamientos diarios de personas anónimas que no aparecían en ningún registro y que simplemente desaparecían. Así se descubrió que hay, al menos, cuatro mil personas asesinadas y enterradas en las dos fosas comunes de La Salud y San Rafael. Lo que ocurrió en Córdoba es un ejemplo del genocidio cometido por el franquismo en todo el país que aún sigue olvidado.
Unos crímenes, similares a los que se comieron en otros muchos lugares de España, que fueron borrados de la memoria colectiva y cuyas víctimas siguen esperando verdad, justicia y reparación.