Es en este contexto en el que se fundan las nuevas asociaciones profesionales que defienden los derechos e intereses de los periodistas ante los nuevos cambios y presiones empresariales, si bien en su origen tenían un carácter más asistencial que reivindicativo.

Esta idea de constituir una agrupación de informadores no tardó en cuajar en Sevilla. A nivel nacional, ya se habían constituido entidades similares que empezaban a demandar mejoras en el ámbito profesional y laboral, poniendo el acento en las contraprestaciones económicas de los informadores (escasamente pagados) y en las duras condiciones bajo las que se veían obligados a trabajar: la profesión nació ya siendo exigente en tiempo, irregular en horarios y estando sometida a la actualidad, como recuerda la profesora María José Ruiz Acosta en Un siglo de información en Sevilla (Prensa, Radio y Televisión). 1909-2009).

Ante esta situación, directores y redactores de los periódicos sevillanos se reúnen el 17 de enero de 1909 para una primera toma de contacto, y el 18 de abril de ese año fundan la Asociación de la Prensa de Sevilla. El objetivo, según recogió El Porvenir uno de los diarios de la época, era: “Auxiliarse de manera mutuamente, trabajar por la cultura general del país, amparar los intereses de la clase y evitar la explotación de las empresas”. En definitiva, insistía, “lograr que el periodismo en Sevilla tenga los respetos y consideraciones que merece, si ha de vivir con el decoro y la libertad a que tienen derecho los obreros intelectuales”.

Los cargos de la primera Junta Directiva recayeron en José García Orejuela (presidente), Juan de Dios Serrano Álvarez (vicepresidente), Juan Parody Mena (tesorero), Ricardo Rubio y Montero de Espinosa (secretario), José Losada de la Torre (vicesecretario) y Manuel Chaves Rey (bibliotecario).

A partir de entonces, la Asociación de la Prensa de Sevilla iniciaría una andadura más o menos sólida, teniendo en cuenta los periodos más convulsos de la Historia de España, especialmente difíciles para el desarrollo de la profesión periodística. En esta primera época destaca la publicación de la Hoja Oficial de los Lunes. El semanario nace en 1934 y es editado por la Asociación de la Prensa de Sevilla con el objetivo de permitir el descanso semanal de los periodistas.

Durante medio siglo, La Hoja del Lunes salió a la calle de la mano de la APS y no exenta de polémica, siempre rodeada por el debate que suscitaban sus críticos, que se preguntaban a quiénes representaba la publicación, si verdaderamente era la voz de los periodistas sevillanos, como recuerda Mercedes de Pablos en La Prensa. Quien cuenta Sevilla (Grupo Andaluz de Ediciones. Sevilla. 1981)

La Hoja del Lunes desapareció definitivamente a principio de los 80. Época marcada, nuevamente, por importantes cambios, y definitiva para la institución sevillana que, tras críticas y divisiones internas, se asentó plenamente en el seno de la profesión, quedando articulada con Andalucía y Madrid (FAPE) y con la Federación Internacional de Periodistas (FIP).

El periodo que va entre 1993 hasta 2009 fue, como aseguran los profesores Miguel B. Vázquez y Marian Alonso González, de profundas transformaciones, fundamentalmente por la eclosión de las Nuevas Tecnologías en el sector de la Comunicación. Durante esta etapa, la Asociación de la Prensa de Sevilla estuvo dirigida por diferentes profesionales y es en esta etapa cuando la institución abre sus puertas a profesionales que ejercen el oficio en distintas ramas del Periodismo: sus socios ya no son únicamente plumillas, sino también fotógrafos, periodistas digitales, redactores de radio y televisión, profesionales de gabinetes de prensa y cámaras de televisión.

En 1998, la Asociación de la Prensa de Sevilla crea su propia página web, adaptándose a los nuevos tiempos y sin desviarse de los principios que justifican su existencia: la defensa de los intereses de los periodistas en la provincia de Sevilla.

Otra de las fechas destacables en la historia de la entidad es 2009, año en que la Asociación de la Prensa de Sevilla celebra su primer centenario de vida. La efeméride se acompaña de multitud de actos sociales y profesionales a lo largo de todo el año. En este momento se produce la total transformación de la imagen corporativa de la entidad.