“El ISIS es un síntoma, la enfermedad es mucho más profunda”, señala Javier Espinosa
Durante 194 días, Javier Espinosa, junto a Ricardo García Villanova y Marc Marginedas, estuvieron secuestrados en un lugar indeterminado de Siria. El 43 fue el número que sus captores le asignaron a Espinosa entre el grupo de 23 occidentales –periodistas y miembros de organizaciones humanitarias en su mayoría– que tomaron como rehenes durante meses con el objetivo de crear una cárcel de alta seguridad donde vengar las atrocidades que Occidente había perpetrado en Guantánamo.
Liberado en marzo de 2014, junto a García Villanova y Marginedas, considera al ISIS como “un síntoma, la enfermedad es mucho más profunda”. Espinosa ha participado hoy en la “XI edición del curso de Terrorismo Yihadista” con la ponencia “El oficio de contar una guerra” que se imparte en el marco de la XIV Edición de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide en la Sede Olavide en Carmona – Rectora Rosario Valpuesta. Javier Espinosa ha cubierto, para el diario El Mundo, decenas de conflictos armados desde que comenzó su carrera como reportero, entre ellos el genocidio de Ruanda, la Guerra Civil de Sierra Leona –donde estuvo secuestrado durante varios días–, ha sido corresponsal en América Latina y África, y durante los últimos años ha cubierto con especial énfasis las consecuencias de la Primavera Árabe.
El Estado Islámico no es desconocido para Espinosa, gracias a la perspectiva que le otorga haber cubierto como corresponsal la Guerra de Líbano de 2006 y Siria. “El ISIS es un producto de muchos factores: una ideología radical impulsada por nuestros amigos los saudíes, un legado colonial desastroso, la misma hipocresía adoptada por Occidente al hablar de democracia y apoyar a los dictadores más sanguinarios de la región o ignorar las violaciones de los derechos humanos que sufren desde hace décadas los palestinos en manos de Israel”, afirma tajante el periodista.
“El ISIS se puede destruir a bombazos, pero su idea no. Para combatir una idea hay que tener una alternativa y la hipocresía no es defendible. Mientras –los occidentales– sigamos dando prioridad a nuestros intereses y no a los valores que se supone que defendemos, el caldo de cultivo seguirá latente. Antes fueron los talibanes, después Al Qaeda, ahora el ISIS y mañana quién sabe”, explica Espinosa.
Especializado en conflictos armados, no diferencia su trabajo en un país en guerra del de cualquier otro reportero, “como todo periodista, hay que acercarse a donde se produce la noticia y hablar con la gente”; y añade, “hay que ser conscientes de que estás tratando con víctimas, y a veces también con verdugos”.
El leit motiv de Javier Espinosa es el interés por la historia a la hora de abordar un conflicto bélico, y señala que, para sobrevivir a él es necesario “tener suerte, años de experiencia y aprender las técnicas necesarias para entornos en conflictos”. Cuando es preguntado de forma recurrente por cómo vivió sus 194 días de secuestro, desvía la atención de él y apunta a “los miles y miles de sirios que han sufrido el mismo azote y de los que no sabemos ni su nombre”. “Desgraciadamente la mayor parte de los cambios a los que ha asistido la humanidad se han producido a través de conflictos bélicos”, advierte. Las guerras “se seguirán produciendo el siglo XXI. La maldad es algo connatural del ser humano.”, concluye el corresponsal de El Mundo.