Ante algunas confusiones o errores de interpretación que ha podido producir el comunicado de la Asociación de la Prensa de Sevilla titulado “Directores de medios, NO a los audios y vídeos remitidos”, la APS quiere precisar que su postura es bien clara en este tema y que se refleja fielmente en el texto dado a conocer hoy.
La Asociación de la Prensa de Sevilla, cómo no, defiende, apoya y promueve la existencia de los gabinetes de prensa, públicos y privados, y la labor profesional de los periodistas que trabajan en los mismos. Prueba de ello son las campañas puestas en marcha para profesionalizar los puestos de trabajo en esos gabinetes y para terminar con la precariedad y la inestabilidad laboral que existe en una mayoría. Un claro ejemplo es el empeño que tenemos por conseguir que en todas las Relaciones de Puesto de Trabajo (RPT) de las distintas administraciones públicas exista la categoría laboral de periodista, hecho que actualmente no se da. La APS presentó, el pasado día 14, una propuesta en este sentido en la asamblea anual de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), que fue aprobada por unanimidad.
Ahora bien, otra cosa muy distinta son comportamientos que profesionalmente los periodistas no podemos tolerar. Como dice textualmente el comunicado de la APS, “la práctica de enviar audios y vídeos editados a las redacciones de radios y televisiones… jamás puede ser aceptada cuando los audios y los vídeos son remitidos después de una rueda de prensa sin preguntas o de la habitual negativa a realizar declaraciones, personales o telefónicas, que es lo que sucede casi en el cien por cien de los casos”.
La APS considera, como dice la nota, que “se trata de una fórmula más para relegar el trabajo de los periodistas y de convertir a los medios de comunicación en medios de transmisión dirigida, ya que se elimina la posibilidad de realizar preguntas, de ir más allá en los temas y de buscar las últimas razones o las causas de las decisiones. Esta actuación es simplemente propaganda interesada a la carta. Esta práctica no es periodismo, y nunca puede ser aceptada por los periodistas”.
Este rechazo a los audios y vídeos remitidos, cuando sustituyen a trabajos periodísticos, es extensible a las señales realizadas que los partidos políticos ofrecen de sus actos.