Declaración de Sevilla, aprobada en la 68ª Asamblea Nacional de FAPE
• La supervivencia de unos medios de información rigurosos, independientes y profesionales constituye una condición indispensable para asegurar la pluralidad de la sociedad a la que sirven y el ejercicio responsable de una democracia representativa.
• La calidad de esos medios es, a su vez, condición necesaria para garantizar esa supervivencia, sobre todo en un entorno en el que la proliferación de información indiscriminada y gratuita exige con más urgencia asegurar ventajas comparativas que garanticen su competitividad. En consecuencia, la reestructuración de los medios provocada o agravada por la crisis actual nunca debe ir en detrimento de su calidad. Estamos convencidos de que sería tanto como acelerar su declive.
• La calidad de los medios depende del ejercicio responsable de un periodismo entendido como transmisión de información, análisis y opinión elaborados bajo unos principios éticos y con un importante grado de valor añadido. Eso sólo lo pueden proporcionar profesionales formados y con experiencia.
• Es preocupante, por tanto, que las regulaciones de empleo que se están produciendo en la actualidad, además del grave problema laboral que generan, puedan afectar a la indispensable calidad de los productos informativos que ofrecen los medios en la medida en que los descapitalizan profesionalmente.
• La reestructuración de los medios debe realizarse no sólo teniendo en cuenta la reducción de sus costes para asegurar su viabilidad hoy, sino la de abrir otras perspectivas de negocio en un escenario cambiante y abierto a nuevas oportunidades que ofrezcan posibilidades de continuidad a los profesionales que dejen de ser necesarios en el modelo actual. Es imprescindible que las redacciones, es decir, los periodistas puedan tener voz e influencia en el diseño de esas nuevas perspectivas empresariales.
• Dado que unos medios de información saneados e independientes son absolutamente necesarios en un Estado de Derecho y garantía de pluralidad social y calidad democrática, el Estado debería abrir una línea de ayudas a las empresas de comunicación en crisis, siempre bajo la condición de que esas ayudas se destinen a financiar proyectos viables económicamente y respetuosos con los profesionales de la información.
• Con independencia de estas consideraciones sobre los riesgos profesionales de la actual crisis en los medios, la pérdida de empleos que se está produciendo de forma vertiginosa en el sector urge la adopción de medidas inmediatas que detengan la sangría antes de que ésta se traduzca en un deterioro irreversible de la calidad de los propios medios y en una amenaza cierta para su supervivencia futura.
En consecuencia, los 15.000 periodistas que integran la Federación queremos apelar a todos los sectores interesados en la supervivencia de unos medios de información plurales, independientes y de calidad.
A tal fin, la FAPE se propone liderar la creación de una Plataforma por la Defensa del Periodismo, integrada por las organizaciones más representativas de la profesión. Esta célula de crisis exclusivamente profesional diseñará una estrategia de actuación para poner en práctica la exigencia de los principios antes planteados, ante las administraciones, los sindicatos y las empresas del sector.
De ahora en adelante:
1.-Instaremos al Gobierno a que colabore en la defensa del periodismo y preste atención preferente al sector de los medios de comunicación como un sector estratégico porque de él depende la calidad de la democracia. Consideramos necesarias las ayudas públicas que demandan los empresarios pero pedimos que se condicionen siempre al mantenimiento de los puestos de trabajo de los periodistas. Nos parecen pertinentes iniciativas que fomenten la lectura de periódicos en las escuelas y llamamos la atención sobre la necesaria exclusión de las páginas que publicitan la prostitución. Además, apoyaremos el establecimiento de líneas de crédito –como las que ya existen en otros países- para fidelizar la suscripción de diarios y medidas similares para periodistas parados que decidan crear empresas de comunicación o para periodistas autónomos.
Pediremos a los gobiernos que eviten la competencia desleal y promuevan la igualdad de oportunidades, especialmente, en el mercado audiovisual. Que no discriminen, que no manipulen, que no premien a amigos y deudos. Sobre todo, que las autoridades laborales persigan y eviten los abusos en la contratación, cada día más frecuentes y descarados.
Impulsaremos el Estatuto del periodista para que ponga en valor la calidad del trabajo, las reglas de la profesión y la deontología profesional. Y reclamaremos también el Estatuto del Editor, que impida la llegada al sector de oportunistas y aprovechados como los que, por desgracia, estamos padeciendo en estas fechas; que ponga barreras a los conflictos de intereses y que coloque el periodismo en el centro del negocio y no en la periferia, como instrumento para conseguir otros fines. Es hora de defender una democracia de calidad sometida al control y la crítica.
2.-Instaremos a las administraciones públicas a contratar publicidad institucional en aquellos medios que cumplan la ley laboral, la ley de igualdad y se comprometan a mantener los puestos de trabajo de los periodistas.
3.-Instaremos a las empresas de comunicación para que eviten la contratación de profesionales de otros sectores para desempeñar funciones que les corresponden a los periodistas. Deben, por tanto, desterrar el hábito casi generalizado de mezclar en programas informativos a políticos, personas dedicadas al espectáculo, cantantes, actores, etc. para que no vuelvan a ocupar puestos de trabajo de los periodistas. Les pediremos que eviten la competencia desleal y promuevan la igualdad de oportunidades. Que no discriminen, que no manipulen, que no premien a amigos y deudos. Sobre todo, que las autoridades laborales persigan y eviten los abusos en la contratación, cada día más frecuentes y descarados.
4.-Instaremos a los editores para que den prioridad al mantenimiento del empleo y la protección del talento acumulado y la experiencia. Los despidos, las prejubilaciones, la precarización no son remedios. Todo lo contrario: conducen a lo peor. De la crisis nos salvarán los ciudadanos que aprecien nuestro trabajo. La respuesta a la crisis es más calidad profesional y no menos. Es hora de negociar y cooperar para salvarnos juntos.
Llamamos a los accionistas a que refuercen los recursos propios de los medios, que aporten dinero en un momento de necesidad para invertir en buenos proyectos de futuro. Éste es un momento para pactos a medio y largo plazo, para arrimar el hombro y defender el trabajo profesional. Es hora para la solidaridad y también para invertir y construir futuro.
5.-Instaremos a los anunciantes a que apuesten por los medios, por su pluralidad; para que eviten recortes drásticos y automáticos del gasto publicitario, que serían fatales para el sector y para la sociedad. Les pedimos que mantengan el gasto, que gasten bien, que primen la calidad profesional, que no financien basura y que sostengan la competencia, el espíritu crítico, la responsabilidad social y el pluralismo.
6.-Instaremos a los sindicatos a que lleven a la Mesa del Diálogo Social la singular situación de las empresas de comunicación con especial incidencia en la defensa de los puestos de trabajo dedicados al ejercicio del periodismo. Les pediremos a ellos y a nuestros colegas que antepongan la defensa de los puestos de trabajo a las indemnizaciones elevadas o a incrementos salariales en el corto plazo. La prioridad ahora es el nivel del empleo y la calidad profesional.
Foto: Asamblea FAPE